El puente ferroviario unía el Ramal Temuco-Carahue y así enlazaba la capital regional con la costa de la región de la Araucanía. La construcción del puente favoreció el auge económico y comercial de la región, por el traslado de mercaderías y productos agrícolas, además de facilitar la conexión fluvial en la estación Carahue, cuando el río Imperial era navegable. Hoy es preservado por su declaratoria como patrimonio cultural.